lunes, 4 de febrero de 2008

LA GUBIA DEL BARROCO CASTELLANO


Lo prometido es deuda, y como tenia un saldo en el haber, tenemos que saldar la cuenta.

Primeramente diremos que ni “estan todas las que són”, algo lógico ya que Don Gregorio fue un autor muy prolifico ni “son todas las que estan”, ya que podemos ver el paso de la borriquilla de papelón y la “oracion del Huerto” de Soanes.

Posteriormente, podemos decir que la muestra tiene un sentido muy provincial, todas las imagenes son de la provincia de Valladolid y a mi parecer este aspecto ha dejado grandes obras fuera de la muestra, obras que, para mí tienen, en algunos, casos mejor factoría que las allí expuestas como por ejemplo el “Cristo de los Valderas” de León y como nó la Inmaculada que posee la Vera Cruz de Salamanca, o la Inmaculada que se encuentra en la Iglesia de San Marcelo de León.

Dicho esto, también tengo que decir que muchas de las imagenes de Valladolid faltan, faltan las imagenes que estan en el Museo, imagenes que uno esperaba encontrar como el paso “Sed Tengo” o los dos ladrones que perfectamente habrián podido componer un excelente calvario en el altar de la Iglesia de la vera Cruz junto con el San Juan y la Virgen.

Del San Juan y la Virgen lo que mas me sorprendió es el gran parecido con las imagenes del Calvario de Juan de Juni.

Otra cosa que me llamo la atención, cosa por otro lado muy sabida, es la gran diferencia de calidad artistica entre la figura principal de cualquier grupo escultorico con los sayones, ¿Quiere esto decir que aunque sean atribuidas a Fernandez realmente son obras de personas de su taller? Quizas.

En fin y en definitiva que una vez más el dicho taurino de “corrida de expectación, corrida de decepción” se cumplió con esta exposición, que merece la pena ver, pero sin grandes espectativas, pues queda muy lejos de ser una autentica exposición llegando a ser simplemente un conjunto almacenado de obras de Gregorio Fernandez. ¡Y seguro que lo han hecho profesionales!.

3 comentarios:

Félix dijo...

El simple hecho de que se reunieran todas estas obras del magnífico imaginero hacía que mereciera la pena la visita a la exposición. Sin embargo, una vez allí, sin desmerecer lo expuesto, por supuesto, la decepción fué algo generalizado.
Se trata de un montaje pobre, como de compromiso, con las imágenes "puestas" sin más. Excesivamente "minimalista", utilizando este término tan de moda como argumento sustitutivo de pobreza y rapidez, que es la sensación que le produce a uno la exposición. Todo lo anterior, aunque es válido para cualquiera de los dos entornos expositivos que contempla la muestra, lo refiero a la sala de la Pasión, a la que, por otro lado, se le puede sacar mucho más con poco interés que se pusiera. En el caso de la VeraCruz, nada que decir. Se muestra lo que está "expuesto" permanentemente, con lo que la impresión que le queda a uno es que se ha aprovechado el tirón, sin más.
En el conjunto, se echan de menos muchísimas obras de Fernández, sobre todo imaginería procesional, tratándose, como es el caso, de la Junta de Semana Santa sobre la que recae prácticamente todo el peso de la organización. Claro, que para eso ya está el Museo de Escultura y, además, mejor preparado expositivamente.
Aun así, la posibilidad de apreciar de cerca las obras expuestas y comparar distintas épocas del autor, es algo que sí se puede hacer en exposiciones de este tipo, por lo que siempre es conveniente visitarlas.
Finalmente, algo que nunca he entendido; ¿por qué la manía de no dejar hacer fotografías? ¿Para que los asistentes compren el catálogo? ¿Para no "estropear" las imágenes expuestas? Está demostrado que la venta de catálogos, en cualquier exposición, no se encuentra directamente relacionada con la posibilidad de que el público asistente pueda tomar sus propias fotografías y que, de hecho importantes museos como el Louvre o British no ponen objeciones, la toma de fotografías no afecta significativamente a los objetos expuestos. ¿Será una pose para darse importancia? Siempre he pensado eso, ¡aquí el que manda soy yo y en algo se tiene que notar!
Para terminar, dado que conoces la novela de Modroño titulada "La sangre de los crucificados", simplemente comentar que me gustó, sobre todo si se piensa en ella como una opera prima y que trata su argumento de una forma atractiva, manteniendo la atención hasta un final que, aunque posiblemente esperado, puede resultar sorprendente al ligarlo con la leyenda de forma más que correcta.
La otra novela que te comentaba, "La gubia del alumbrado", hace una biografía novelada de Martínez Montañés que pasa por interesante, e incluso recomendable, aunque con algún error histórico (disculpable en cualquier novela) y multitud de errores sintácticos y, sobre todo, ortográficos que son inadmisibles en un texto que, además, recibió el premio Ateneo de Novela Histórica. Últimamente, lo de la ortografía no vale ni para los escritores, pero eso es harina de otro costal y yo entré sólo para decirte que, como a tí, me supo a poco, a muy poco, la exposición de Valladolid.
Cordialmente,
Félix.

Iacobus dijo...

Pues ya lo has dicho todo.
Si hubieses entrado para algo mas como habrio sido el comentario, jejeje.
Saludos

Ana Pedrero dijo...

Amigo Iacobus: coincido contigo al cien por cien con tu valoración sobre la exposición. Se trata de una selección un tanto pobre, muy limitada y, sobre todo, muy desigual.
Pero también coincido con Félix: la visita merecía la pena, sobre todo porque muchas de las obras provenían de conventos de clausura, por lo que no hay oportunidad de contemplarlas. Un abrazo.