Finalizó la Semana Mayor, terminó lo que estaba esperando todo el año y comienza la cuenta atrás para la siguiente.
Se agolpan los recuerdos en la mente de este “papón charro”, que aunque cofrade salmantino aún le queda el orgullo de decir que es ¡papón cazurro con aire de modorro! , pues es cazurro de nacimiento y modorro de sentimiento. Recuerdos tristes en su mayor parte, tristes por tener que ver como se suspenden procesiones por culpa de las inclemencias meteorológicas, tristes por tener que despedirme de hacer lo que más me gusta de la Semana Santa, que no es otra que cargar con las imagenes de mi Cofradía o pujar con el paso de mis amores, de mi “familia”, y sobre todo tristes por ver como “mi familia” va perdiendo algunos miembros.
Creeme Cesáreo cuando te digo que se te ha hechado de menos, que este año “tu familia” no ha estado a la altura que tu siempre mantuviste, que el brazo que dejaste fue cubierto por otro hermano, pero se echaba en falta tus risas y tus ánimos, tus chistes, tu forma de amenizar la sufrida puja por las calles leonesas de nuestro Prendimiento, pero creeme también que has estado en la mente de toda la vara exterior derecha, que cuando salimos de Santa Nonia todos sentimos que estabas ahí, que aún recodábamos tu voz diciéndonos que no te la encontrabas de lo arrugada que la tenias por el frío, y menudo frío que hacia este año.
Siempre al finalizar esta Semana Mayor me quedaba el consuelo de decir el año que viene mas y mejor, pero ahora solo pienso en ¿qué ocurrirá el año que viene?, ¿qué podré hacer?.
miércoles, 11 de abril de 2007
lunes, 2 de abril de 2007
EN CASA POR LA LLUVIA
El día amaneció gris,era de esperar, estaba anunciado y una vez más los pronósticos acertaban, pero aún faltaban muchas horas antes de que LA MADRE saliera de su casa.
Las horas pasaban, pero el cielo no tornaba a azul, al contrario tornaba a negro, negro triste, negro dolor.
Llego la hora de la palabra y la Casa se lleno de sus hijos, no se podía entrar, era tal el número de hijos que LA MADRE, con sus brazos extendidos no era capaz de abarcar a tantos y tantos, muchos se quedaron a la puerta otros en las proximidades, pero todos estaban ahí esperándola, deseando verla y estar con ella en su día.
Y llego la hora de salir, y las predicciones se cumplieron. La lluvia, esa indeseable compañera que nadie quiere en estos días, hizo acto de presencia, ella también quería estar y llego. Y los hijos, cariacontecidos y tristes, vieron que todo el trabajo realizado iba a quedar para ellos, no podía ser compartido con toda la feligresía salmantina que agolpaba la puerta de la capilla.Las puertas se abrieron y allí estaban, todos esperando a LA MADRE, y LA MADRE quería estar con ellos, pero no podía salir de Casa, se acerco todo lo que pudo a la puerta y sus hijos la vieron, la rezarón le dieron las gracias por todo lo que por ellos había hecho ese año.
Las Lágrimas brotaban de los ojos de muchos de sus hijos. ¡ NO ES JUSTO! decían unos. ¿TAN MALOS HEMOS SIDO QUE MERECEMOS ESTE CASTIGO?,preguntaban otros. Los demás trataban de consolar a aquellos y decían LO IMPORTANTE ES QUE LA GENTE ESTA EN LA CALLE Y NO NOS HAN ABANDONADO.
Y allí estaba ELLA, LA MADRE, orgullosa de sus hijos y del pueblo salmantino, que aún con agua,la acompañarón en el rezo de sus siete dolores. Pero diciendo por lo bajo ¡MIRA QUE OS HE DICHO QUE NO DEJÉIS LA CRUZ A CIERTAS PERSONAS!.
Las horas pasaban, pero el cielo no tornaba a azul, al contrario tornaba a negro, negro triste, negro dolor.
Llego la hora de la palabra y la Casa se lleno de sus hijos, no se podía entrar, era tal el número de hijos que LA MADRE, con sus brazos extendidos no era capaz de abarcar a tantos y tantos, muchos se quedaron a la puerta otros en las proximidades, pero todos estaban ahí esperándola, deseando verla y estar con ella en su día.
Y llego la hora de salir, y las predicciones se cumplieron. La lluvia, esa indeseable compañera que nadie quiere en estos días, hizo acto de presencia, ella también quería estar y llego. Y los hijos, cariacontecidos y tristes, vieron que todo el trabajo realizado iba a quedar para ellos, no podía ser compartido con toda la feligresía salmantina que agolpaba la puerta de la capilla.Las puertas se abrieron y allí estaban, todos esperando a LA MADRE, y LA MADRE quería estar con ellos, pero no podía salir de Casa, se acerco todo lo que pudo a la puerta y sus hijos la vieron, la rezarón le dieron las gracias por todo lo que por ellos había hecho ese año.
Las Lágrimas brotaban de los ojos de muchos de sus hijos. ¡ NO ES JUSTO! decían unos. ¿TAN MALOS HEMOS SIDO QUE MERECEMOS ESTE CASTIGO?,preguntaban otros. Los demás trataban de consolar a aquellos y decían LO IMPORTANTE ES QUE LA GENTE ESTA EN LA CALLE Y NO NOS HAN ABANDONADO.
Y allí estaba ELLA, LA MADRE, orgullosa de sus hijos y del pueblo salmantino, que aún con agua,la acompañarón en el rezo de sus siete dolores. Pero diciendo por lo bajo ¡MIRA QUE OS HE DICHO QUE NO DEJÉIS LA CRUZ A CIERTAS PERSONAS!.